CRECER O REVENTAR
- SOY CAMI SOSA
- 13 jun 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 20 dic 2024
Mi cliente más difícil.

No importa cuánto tiempo lleves trabajando en un rubro, siempre llega ese cliente mega difícil que te hace cuestionarte todo, incluso si estás haciendo las cosas bien (especialmente cuando estás haciendo las cosas bien).
Dejame decirte algo, ese cliente es el más valioso de todos. Lamento si aún no te ha tocado (¡salí a buscarlo ya!).
¿Cómo puede ser que el cliente más difícil sea el más valioso? Tranqui, te lo voy a explicar.
Si te rehúsas a lidiar con un cliente difícil, es muy probable que termines perdiendo no solo un cliente, sino también la oportunidad de aprender y mejorar.
Así que 🧘♀ y abrazalo.
¿Cómo es posible aprender de un cliente que me resulta difícil?
En realidad, aprendemos de todas las relaciones, desde el simple saludo en el supermercado (sí, gente, se saluda al entrar al supermercado, o en cualquier otro lugar donde haya personas, y máquinas por si acaso) hasta las últimas palabras que nos decimos a nosotros mismos antes de terminar el día (hablaremos de esto en otra entrada de blog). Sin embargo, creo que debemos prestar especial atención a esas relaciones que se nos hacen difíciles, en este caso, un cliente.
Pero, ¿a qué me refiero con clientes difíciles? Bueno, en mi experiencia, hay de todo. Desde aquellos que te envían mensajes las 24 horas del día, los 7 días de la semana, hasta aquellos que cambian toda la planificación una vez que ya ha sido aprobada e implementada (lloración por sufrición 😭), o incluso aquellos que siempre dicen que sí a todo sin cuestionar nada.
¡¿Qué?! ¿No sería ese el cliente ideal? Un cliente que no te cuestiona nada sería perfecto.
Mmm... discrepo. Veámoslo así: supongamos que conoces a alguien, hacen match y pinta una primera cita. Le propones ir a un lugar y su respuesta automática es "¡Me encanta!" Todos estamos de acuerdo en que eso es un golazo. Así que continúan, tienen una segunda cita, una tercera, una cuarta, etc... Un día la charla de siempre, quedan en salir "¿Nos vemos?" y su respuesta: "Sí, me encanta". Muy feliz, respondes: "¿Para qué estás?". Y recibes ese mensaje casi automático: "Lo que vos quieras...". Esta vez te demoras en responder, no porque no tengas ganas de hacer algo, sino porque ya no sabes qué proponer. Lo primero que se te viene a la cabeza es pensar en algo que le guste a esa persona para proponer un plan copado... pero resulta que no tenés idea porque siempre fuiste quien propuso y la otra parte siempre accedió a todo sin cuestionar nada. ¿Qué tal?
Imagínate eso mismo con un cliente. Todos conocemos la historia y sabemos que no lleva a ninguna parte. Sucede en las citas, sucede con los clientes, sucede en la vida real (y en TNT 😛, para mis queridos millennials).
Así que...
El cliente ideal no es aquel que siempre dice que sí a todo, porque de ese modo solo estarías inflando tu ego.
Un cliente ideal es aquel que te desafía, que te marca metas claras, que si no entiende algo te preguntará mil veces, y siempre, siempre te obligará a encontrar nuevas soluciones a problemas aparentemente imposibles. En definitiva, el cliente más difícil.
Dejame compartite un secreto: tengo al mejor "cliente más difícil", y ese cliente soy yo misma. Trabajar conmigo misma puede resultar extremadamente exigente. Siempre encuentro fallas, busco la perfección y cuestiono cada paso que doy. Pero ahí está la clave: estoy dispuesta a aprender de ese cliente difícil que llevo dentro y me esfuerzo por superarme día a día. Después de todo, si puedo lidiar conmigo misma, puedo enfrentar cualquier desafío que se presente con los clientes. 😉
Prepárate para abrazar a tus clientes difíciles, porque...
Cuando estás dispuesta a aprender del desafío, ningún obstáculo es insuperable.
Comments